La llegada de un bebé trae cambios sustanciales en la vida familiar. Con el recién nacido llegan al hogar muchas ilusiones, pero también nuevas tareas y responsabilidades. Cuidarlo y demostrarle afecto desde el primer momento conforma el primer paso para un desarrollo saludable y una infancia feliz.
Desde que nace, el ser humano tiene tres reflejos:
Pero no es lo único. El cerebro del bebé tiene un gran potencial y está preparado para aprender desde el primer día con todos los estímulos que puedas brindarle. Entre todos deberán hablarle suavemente, acariciarlo y presentarle el mundo que le rodea.
Hoy en día se han comprobado los grandes beneficios de la lactancia materna: además de alimentar al bebé, la madre traspasa anticuerpos con la leche -como si se tratara de pequeñas vacunas diarias-, que ayudan a formar y fortalecer el sistema inmune del bebé. ¿Cuántas veces al día se debe dar el pecho? Todas las que el recién nacido demande. Habitualmente, los niños suelen tener pausas de dos a tres horas para comer, pero este tiempo es flexible y dependerá de cada bebé.
Hay mujeres que por diversas causas (generalmente de salud o por adopción) no pueden dar el pecho. En ese caso, el pediatra será quien oriente a los padres sobre las características que debe tener la leche adaptada con la cual alimentar al recién nacido.
En ambos casos, darle de comer al niño es una práctica que acerca y fortalece los vínculos entre él y sus progenitores, y debe ser llevada a cabo con paciencia y amor.
El llanto es la forma que tienen los bebés de comunicarse. Con él, intentan transmitir sus necesidades, que van desde la alimentación hasta el afecto. Cuando el recién nacido llora, puede intentar comunicarnos cosas muy diversas: hambre, frío o calor, cansancio, gases, dolor, incomodidad por tener el pañal sucio, la ropa muy ajustada o por el material del que esté confeccionada o, sencillamente, tener la necesidad de cariño y contacto físico con sus padres.
Es muy importante tener en cuenta que los bebés no lloran sin motivo. Por eso es fundamental tratar de comprenderlos, mimarlos y tener paciencia.
Los bebés suelen calmarse cuando los toman en brazos o los mecen con cuidado. También cuando les dan el pecho. Aún hay quienes creen que realizar algunas de estas prácticas los malcriará o los volverá obesos. Nada más lejos de la realidad. Sencillamente, están aprendiendo cómo es el mundo. Además de manifestar las necesidades básicas, el recién nacido se enfrenta por primera vez a situaciones como el roce del aire, el tacto con la ropa, los sonidos… y necesita adquirir seguridad. Cuanto mayor sea la seguridad que sienta un bebé, menos llorará y estará más tranquilo y apacible.