La leche materna es el mejor alimento y la mejor bebida que puede recibir un recién nacido. Está científicamente demostrado que los bebés consiguen la máxima protección cuando son alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida y se les sigue amamantando, con las comidas complementarias adecuadas, hasta aproximadamente los dos años.
La lactancia materna ofrece múltiples beneficios para el desarrollo saludable de los niños en sus primeros dos años de vida:
Pero, además, la lactancia materna también es beneficiosa para la salud de la madre:
Cuando la madre sigue una dieta correcta, el niño amamantado no precisa ni alimentos ni bebidas suplementarias. No es necesario dar al bebé otros alimentos o bebidas durante sus primeros seis meses de vida, porque eso puede reducir su demanda de leche materna y a la vez aumenta el riesgo de que pueda contraer diarrea y otras enfermedades.
Casi todas las madres pueden amamantar a sus bebés. En ocasiones las madres desisten rápidamente de dar el pecho al encontrar problemas de coordinación con el bebé y ver que no se agarra al pecho, pero eso se puede solucionar ayudando al recién nacido a adoptar la posición correcta para succionar el pezón.
La buena comunicación entre madre y bebé es fundamental para que el amamantamiento se produzca de forma exitosa y placentera para ambos. Colocar al bebé en la posición correcta facilita la succión adecuada y ayudará a incrementar la producción de leche de acuerdo con las necesidades nutricionales.
Por el contrario, una posición incorrecta puede causar problemas, como dolor o grietas en los pezones, insuficiente producción de leche o rechazo de la alimentación.
La posición correcta es la siguiente:
La duración de las tomas se prolonga progresivamente hasta que "la leche baja", aunque se estima que debe extenderse al menos durante 15 minutos.
Lo ideal es alimentar al recién nacido sólo con leche materna durante los primeros seis meses. A partir de esa edad, se recomienda continuar con la lactancia materna pero complementada con una variedad de alimentos que se van introduciendo progresivamente.
El régimen alimentario del lactante debe incorporar progresivamente verduras, legumbres hervidas, peladas y hechas puré, algo de aceite así como pescados, huevos, pollo, carnes o productos lácteos que contienen vitaminas y minerales. La madre puede seguir amamantando a su hijo durante todo el tiempo que ella y el bebé lo deseen.
Como orientación general, la lactancia materna y el aporte de otros alimentos deben complementarse de la siguiente manera:
Es importante pedir asesoramiento sobre este tema al pediatra de atención primaria. Los padres y madres deben supervisar muy de cerca ese proceso de introducción de nuevos alimentos en la dieta, para detectar cualquier reacción adversa provocada por la intolerancia a algún alimento.