Todas estas conductas pueden ser peligrosas para nuestra salud.
El sol emite tres tipos de radiaciones ultravioletas:
Los efectos que producen sobre nuestra piel los rayos UVB y los rayos UVA son diferentes. Mientras que los rayos UVA atraviesan la epidermis y llegan hasta la dermis, produciendo el bronceado y el envejecimiento prematuro, los UVB se quedan en la epidermis y son los principales responsables de los cánceres de piel.
Por supuesto que no. La luz solar ayuda a mantener la salud, por ejemplo, es la responsable de que la vitamina D se active y que, por lo tanto, la cantidad de calcio que llega a nuestros huesos sea la óptima. Así pues, podemos decir que los rayos ultravioletas son fundamentales para evitar la aparición de la osteoporosis.
Los efectos que producen las radiaciones solares sobre nuestro cuerpo dependen de muchos factores:
Otro factor a tener en cuenta es el tipo de terreno en el que se refleja el sol: la hierba y la arena reflejan menos del 10% de los rayos que llegan a la tierra, frente a la nieve que puede reflejar hasta el 80%.
Si estamos dispuestos a tomar de manera segura deberemos adoptar una serie de comportamientos preventivos:
Todas las medidas mencionadas anteriormente son igualmente aplicables para adultos y niños.
En el caso de los más pequeños, aunque la luz solar beneficia su desarrollo, hay que evitar que se expongan directamente a sus radiaciones. En caso de que lo hagan deben estar protegidos adecuadamente con gorros, gafas de sol y fotoprotectores solares con filtro solar elevado. La piel tiene memoria de las radiaciones recibidas, y una o más quemaduras solares con ampollas durante la infancia y la adolescencia pueden convertirse en el germen de un cáncer de piel en la adultez.
El cáncer de piel es una patología provocada por la acción de los rayos solares, y en España se detectan 2.000 nuevos casos cada año. Las personas de piel y ojos claros tienen una mayor predisposición a verse afectados por esta enfermedad.
Los carcinomas cutáneos son el tipo más frecuente de cáncer de piel (90% de los casos) aunque con un diagnóstico temprano las posibilidades de curación son muy elevadas. Es característico de las personas que están expuestas al sol de forma crónica como los trabajadores de la pesca, la agricultura y la construcción; de allí que las lesiones se localicen en la cara, el cuello y las manos. Suelen aparecer a partir de los 50 años.
El melanoma es un tipo de cáncer menos frecuente (5% de los casos) pero con una tasa de mortalidad muy elevada, por lo que el diagnóstico precoz es fundamental para que la curación sea posible. Está provocado por una exposición puntual al sol, por lo que se localiza en zonas que habitualmente no están expuestas, como la espalda y las piernas. Los riesgos de padecerlo son mayores si algún familiar ya lo ha padecido y si se ha sufrido alguna quemadura con ampollas en la infancia; también se acrecientan cuanto mayor es la cantidad de lunares que tenemos en el cuerpo.