La vacunación evita la aparición de enfermedades, tanto víricas (gripe) como bacterianas (neumonía por neumococo).
Se estima que, por falta de información, 3 de cada 10 adultos españoles no se ha vuelto a vacunar desde la infancia. ¡Y esto supone un riesgo! Por ejemplo, la vacunación incorrecta frente al tétanos hace que corramos un riesgo innecesario frente a la aparición de una herida.
Las personas mayores deben vacunarse todos los años frente a la gripe, y cada cinco años frente al neumococo. Los adultos también deben aplicarse una dosis de recuerdo para la prevención de la difteria y el tétanos cada dos años.
Además de las vacunas referidas puede ser necesario recurrir a otras vacunas en función de determinadas profesiones de riesgo, desplazamientos a países donde haya enfermedades de las cuales sea necesario protegerse o la existencia de heridas accidentales que hacen que sea necesario adelantar las vacunas de recuerdo.