La presión arterial en todas las personas varía durante el día. Es más alta cuando se realiza alguna actividad y disminuye a su nivel más bajo cuando dormimos, aunque aumenta repentinamente al despertar y levantarse.
Según los últimos estudios realizados, la presión normal es de alrededor de 120/80 mmHg. Si ese valor aumenta a 140/90 mmHg o más, es muy probable que se padezca hipertensión arterial y debe recurrirse a atención médica.
La reducción de la grasa abdominal es particularmente beneficiosa en el proceso de reducción de la presión arterial; aún así, es aconsejable que esa reducción de peso se produzca lentamente, a razón de unos 250 a 500 gramos por semana.
Las recomendaciones para adoptar una dieta saludable y practicar actividad física de forma habitual son útiles tanto para las personas que padecen la enfermedad como para quienes creen no sufrir esta patología. De todas formas, no está de más realizarse un chequeo de la presión arterial, ya que, como hemos señalado, la mayoría de las veces esta patología no presenta síntomas evidentes. Y eso es precisamente lo que la hace tan peligrosa.