Los alimentos que consumimos están formados por lípidos o grasas, proteínas e hidratos de carbono (azúcares). El nivel de los hidratos de carbono en sangre está regulado por una hormona conocida como insulina.
Una hormona es una sustancia que es producida en un lugar del organismo, en este caso en el páncreas, y que realiza su función lejos del lugar donde se ha producido.
El páncreas es un órgano de pequeño tamaño y alargado, situado en el abdomen, a la izquierda y por detrás del estómago.
La acción fundamental de la insulina es reducir el nivel de azúcar en sangre, o más correctamente, reducir la glucemia sanguínea.
Diariamente los pacientes preguntan a sus médicos acerca del "azúcar de la sangre", pero el término correcto que debería emplearse es “glucemia”.
Hay varios tipos de diabetes, pero dos de ellos predominan de forma especial:
Habitualmente la diabetes tipo I es más frecuente en jóvenes, mientras que la diabetes tipo II lo es en personas mayores.
Los pacientes diabéticos tienen que seguir una alimentación especial, que no contenga determinados tipos de azúcares (aquellos que se metabolizan rápidamente), de esta forma se evitan subidas bruscas de la glucemia.
El ejercicio realizado de forma regular ayuda a los pacientes a controlarse la glucemia, evitando la aparición de complicaciones.
En determinados pacientes, no en todos, estas medidas no son suficientes y es preciso recurrir a la administración de un tratamiento farmacológico, puede realizarse mediante insulina (se realiza a base de inyecciones, ya que no existe en el mercado la insulina oral) y/o antidiabéticos orales (comprimidos). El tipo de tratamiento depende de las peculiaridades de cada paciente.
El exceso de glucosa en la sangre produce, a la larga, un efecto nocivo en la práctica totalidad de nuestro organismo. Este daño es paulatino y no produce síntomas hasta fases avanzadas. Hay una serie de órganos en los que el daño va a ser más manifiesto: a nivel ocular puede producir ceguera, en el corazón puede favorecer la aparición de cardiopatía isquémica (angina de pecho o infarto agudo de miocardio) y a nivel renal puede producir lesiones graves y permanentes que hagan necesaria la realización de diálisis.
¿Tiene mayor riesgo de convertirse en diabético una persona que coma mucho azúcar? No, la ingesta de azúcar (hidratos de carbono) por sí misma no incrementa el riesgo de desarrollar diabetes en un futuro, si bien es cierto que las personas obesas tienen mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad, y que los azúcares y las grasas proporcionan elevadas calorías al organismo, favoreciendo con ello la aparición de obesidad.