La piel es el órgano más extenso del cuerpo, en contacto permanente con el exterior, y su función es proteger a los órganos internos de lesiones e infecciones.
La capa exterior de la piel es la epidermis, formada por unas células muertas y aplanadas, que se desprenden continuamente en un proceso que dura casi un mes.
La base de la epidermis está formada de células vivas, que van muriendo para reemplazar a las que se desprenden. Cuando una persona está afectada por la psoriasis, la piel es más gruesa en las zonas lesionadas porque se produce un gran aumento del número de células externas de la piel como consecuencia de un aceleramiento de su proceso de renovación (que en lugar de desarrollarse en los 30 días habituales, ocurre en sólo 4 días). Así, se acumulan las capas de piel muerta, que se desprenden en forma de escamas; la epidermis no protege adecuadamente, perdiéndose humedad por las lesiones; y los capilares son más gruesos y largos que en la piel normal y la sangre fluye en más cantidad, lo que hace que la piel aparezca enrojecida.
Más información: Acción Psoriasis.
http://accionpsoriasis.org/
Redacción: Mag. Hernán Díaz. Periodista Sanitario. Director de Comunicación de FUNDADEPS. Docente del Experto en Comunicación Social y Salud (Universidad Complutense de Madrid).
Revisión: Dr. Pedro Gargantilla Madera. Médico especialista en Medicina Interna. Adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital de El Escorial. Profesor de la Universidad Europea de Madrid.
Fuente: ¿Qué es la psoriasis? Material educativo elaborado por BIOGEN con la colaboración de la Asociación de Educación para la Salud (ADEPS) del Hospital Clínico San Carlos.