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Volver a la rutina

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Volver a la rutina

Las vacaciones son el momento para recargar las pilas y recuperar la energía necesaria para afrontar con motivación y entusiasmo el nuevo curso. A la vuelta de las vacaciones, el primer desafío es retomar nuestras actividades habituales, evitando que la nostalgia por ese descanso tan anhelado pero ya finalizado nos impida llevar una vida normal.


El ser humano es un animal de costumbres. Así, cada persona asimila un determinado ritmo de vida, con una serie de hábitos que realiza rutinariamente. Entre estas costumbres se encuentran despertarnos a cierta hora, alimentarnos de determinada manera, o tener ciertas prácticas laborales y formas de relacionarnos con nuestros compañeros y amigos. En suma, desarrollamos un estilo de vida, que nos permite adaptarnos al entorno social en que vivimos para sentimos lo más a gusto posible.
Las vacaciones se presentan como un momento de ruptura con ese estilo de vida. Lejos de esa repetición continua de rutinas, las vacaciones suelen despertar en nosotros la sensación de libertad y de poder disfrutar de nuestra vida sin limitaciones. De por sí, hay una primera gran diferencia: durante las vacaciones no tenemos que trabajar, lo que nos permite dedicar nuestra vida exclusivamente al descanso y el ocio. Así, se produce una relajación de los horarios, que suele manifestarse en que nos acostamos más tarde por las noches y nos levantamos más tarde por las mañanas. En casos extremos, puede haber una ausencia total de rutina, con horarios de descanso y de comidas que varíen marcadamente de un día a otro.
Pero es ley de vida que todo tiene un final. Después de un período intensivo de descanso, en el que nos relajamos completamente y buscamos romper con ese estilo de vida rutinario que guía nuestras vidas durante la mayor parte del año, la vuelta de las vacaciones nos ofrece un gran desafío. ¿Cómo retomar nuestra vida “habitual” con energía y motivación?
 

El difícil regreso


Evidentemente, cada persona lleva este regreso a su manera. Aunque suelen ser muy pocas las personas que sienten ganas de volver a la normalidad, la gran mayoría asume que las vacaciones son un período de tiempo limitado que hay que disfrutar sin pensar tanto en lo que vendrá después, que de todas formas habrá que afrontar con la mejor cara. Sin embargo, para algunas personas, la vuelta al trabajo puede convertirse en un auténtico calvario.
Desde hace algunos años, los profesionales de la salud vienen estudiando un fenómeno que denominan “síndrome postvacacional”. Se trata de una sensación de angustia y malestar general, que está acompañado por el hastío, el desgano y una concentración limitada. La persona se siente “bloqueada” y es incapaz de tomar decisiones, lo que en la práctica le impide trabajar. La persona afectada entra en un círculo vicioso, en el que el trabajo sin realizar se acumula y a la vez aumenta la sensación de bloqueo, porque cada vez hay más para hacer y no se avanza. Estas sensaciones pueden estar acompañadas por manifestaciones fisiológicas, como debilidad generalizada, pérdida de apetito y alteraciones en el sueño (insomnio durante las noches y somnolencia durante el día).
Si bien no se puede determinar una causa única, esta claro que gran parte de la explicación de este síndrome está en los cambios bruscos en el estilo de vida, que operan en el pasaje del estilo de vida “rutinario” al “vacacional” y su posterior regreso a las rutinas al finalizar el período de descanso. Otra causa bastante habitual es la ausencia de motivaciones a la vuelta de las vacaciones, en algunos casos porque en ese período solemos reflexionar sobre nuestro ritmo de vida y el tipo de trabajo que tenemos y podemos tomar conciencia de que la vida que llevamos no responde a nuestras expectativas.
Si bien el síndrome postvacacional puede resultar muy molesto y frustrante para la persona que lo padece, es posible prevenirlo evitando cambios demasiado bruscos entre nuestro estilo de vida habitual y lo que hacemos en las vacaciones. Para los casos de mayor gravedad, cuando el síndrome perdura en el tiempo y se hace imposible salir de ese bloqueo postvacacional, se sugiere consultar a un especialista, que le prescribirá el tratamiento más adecuado.
 

Consejos útiles


• No centrar todas nuestras expectativas en las vacaciones. Es importante encontrar durante todo el año momentos de ocio y descanso, para que no pongamos todas nuestras expectativas de placer en el mes que pueden durar las vacaciones. Si además tenemos un trabajo que nos motiva y nos interesa, mucho mejor.

• Si es posible, dividir las vacaciones en varias partes. Esto puede ayudar a encontrar varios altos en el camino y no centrar todas las expectativas en un único momento en todo el año.

• Mantener algunas rutinas durante las vacaciones. Conservar algunos horarios habituales, por ejemplo la hora de comer, puede ayudarnos a que la vuelta a la rutina no signifique un cambio demasiado brusco. Además, a medida que se acerca el final de las vacaciones, es fundamental hacer una vuelta progresiva a la rutina habitual.

• A la vuelta, tomar las cosas con calma. Una vez de regreso en el trabajo, lo ideal es “aterrizar” poco a poco, empezando por ordenar nuestro escritorio y haciendo un plan de trabajo que no sea demasiado exigente y tenga un adecuado orden de prioridades.


Redacción: Hernán Díaz. Periodista Sanitario. Director de Comunicación de FUNDADEPS. Docente del Magíster en Comunicación Social y Salud (Universidad Complutense de Madrid).
Revisión: Marta Ampuero. Psicóloga clínica. Fundación de Educación para la Salud (FUNDADEPS).
Fuentes: (1) El estrés postvacacional. Dr. Antonio Cano Vindel. Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés. (2) El síndrome postvacacional. Recomendaciones de los médicos de familia para facilitar una mejor adaptación en los primeros días de trabajo. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFyC).
 
 
 
 
 
 
 
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